Los corredores “verdes” o “ecológicos”, rutas marítimas específicas que promueven el uso de combustibles de cero emisiones a través de colaboraciones público-privadas, están consolidándose como una herramienta clave en la descarbonización del transporte marítimo global. Según el informe anual 2024 de la Getting to Zero Coalition, al cual tuvo acceso MundoMaritimo, existen actualmente 62 iniciativas en desarrollo en todo el mundo, 18 de las cuales fueron anunciadas en el último año. Este crecimiento refleja un interés sostenido en hacer del transporte marítimo una actividad más sostenible.
El Rol de Chile y América Latina
El informe destaca a Chile como el único país de América Latina con proyectos concretos dentro del movimiento de corredores verdes, subrayando su liderazgo regional en la transición hacia un transporte marítimo sostenible. Este protagonismo refleja tanto el compromiso del país como su capacidad para abordar los desafíos inherentes a los proyectos en el Sur Global, como el elevado costo de capital que implica este tipo de desarrollo y la falta de incentivos gubernamentales robustos. Sin embargo, esta posición también pone de relieve la necesidad de que otros países de la región sigan su ejemplo, desarrollen iniciativas similares y aprovechen las oportunidades para integrarse en la red global de descarbonización marítima.
Actualmente, Chile está liderando tres importantes iniciativas en la región, posicionándose como un actor clave en la transición hacia el transporte marítimo sostenible:
Corredor de Concentrado de Cobre Chile-Japón/Corea del Sur
Este corredor es uno de los seis a nivel mundial que han alcanzado la fase de preparación, donde se están completando estudios de factibilidad y desarrollando hojas de ruta para la implementación. Según el informe, se prevé el despliegue de hasta 20 buques de amoníaco y metanol para 2030, con un enfoque en la reducción de la intensidad de carbono de los combustibles.»El progreso de los corredores avanzados, como el de Chile, refleja la creciente capacidad de estos proyectos para transformar desafíos en oportunidades de innovación y descarbonización,» señala el informe.
Corredor de Ácido Sulfúrico en Chile
Este proyecto tiene como objetivo descarbonizar el transporte de químicos esenciales. Actualmente, se están evaluando tecnologías como el metanol y el amoníaco para adaptarlas a las necesidades de la industria.
Corredor de Piscicultura en Chile
Focalizado en rutas de corta distancia, esta iniciativa explora soluciones híbridas con metanol y biocombustibles avanzados para reducir la huella de carbono en la industria acuícola.
Desafíos y oportunidades
A pesar de los avances, el informe subraya que los corredores verdes enfrentan un “ obstáculo de factibilidad” debido a los costos elevados de los combustibles de cero emisiones. Según el estudio, el costo promedio de combustibles como el metanol y el amoníaco es entre dos y tres veces mayor que el de los combustibles convencionales.
“El uso de combustibles de cero emisiones podría requerir hasta 2 millones de toneladas de combustibles basados en hidrógeno al año para 2030, con una brecha de costos estimada en 2 mil millones de dólares anuales,” indica el reporte.
A nivel regional, iniciativas como el Corredor Chile-Japón/Corea del Sur están explorando asociaciones público-privadas para reducir costos mediante programas como H2Global, que busca conectar la oferta y la demanda de hidrógeno verde a escala global.
Estado actual y próximos pasos
El corredor de concentrado de cobre Chile-Japón/Corea del Sur ha completado estudios iniciales y ahora trabaja en la implementación de mecanismos innovadores de agregación de demanda y acuerdos de suministro. Además, la participación activa de Chile en la exportación de combustibles verdes posiciona al país como un líder potencial en la descarbonización marítima en América Latina.
Si bien iniciativas como estas enfrentan desafíos importantes, su éxito podría marcar un punto de inflexión en la transición global hacia un transporte marítimo más sostenible. Con su participación, Chile no solo impulsa su competitividad en mercados globales, sino que también contribuye al liderazgo de América Latina en la lucha contra el cambio climático.